sábado, 27 de junio de 2009

Urgencias democráticas




Dentro de pocas horas, me despertaré, improvisare un desayuno y emprenderé mi viaje hacia la escuela en la que me toca votar.
Todo esto es el final de un proceso que ha llevado varios días, en los que las conversaciones y discusiones con personas muy queridas y respetadas por mí, me deja nuevamente situado en el mismo punto que cuando empezamos a dialogar sobre el futuro de nuestra ciudad, de nuestro país y de nuestros ánimos y expectativas políticas.
Por primera vez, desde que voto, me encuentro en la seria disyuntiva de avenirme a un “voto utilitario” (por llamarlo de alguna manera) que pareciera ponernos a resguardo, de los males que pergeña la derecha más concentrada y conservadora de nuestro país.

Aquí comienzan mis dolores de cabeza.
Cabe aclarar, de entrada, que no adhiero a la idea del voto utilitario como un voto que se erige en salvador de las intenciones progresistas colectivas. Al menos en elecciones legislativas, creo que es conveniente que se vean plasmadas las diferentes expectativas de los sujetos que componemos un país que asume la democracia como el mejor régimen, capaz de contenernos a todos. ¿No les parece?
Decía que los dolores de cabeza me asaltan cuando me toca revisar qué es lo utilitario y para quiénes.
¿Alguien podría sostener seriamente que el que vota a Pino Solanas, emite un voto anti-utilitario? Algún partidario de Pino Solanas, podría pensar de igual modo respecto del voto a Carlos Heller? Me parece un poco excesiva la lógica con la se intentar forzar la instalación de un discurso electoral que solo asume la bipolaridad como elementos constituyentes de un futuro (incierto) para la vida democrática de la Argentina.
¿Qué es un “voto utilitario” o “útil”? ¿Para quién lo es? ¿No sería mejor entablar una discusión profunda acerca de lo inútil que puede ser la derecha para las expectativas de la sociedad en su conjunto? ¿No sería mejor recordarnos, los unos a los otros, lo inútil que ha sido la derecha (en épocas pre electorales, electorales y post electorales) para las expectativas de los sectores más desfavorecidos por nuestro capitalismo?
Sin embargo la derecha y el progresismo se han empecinado en soportar sus estrategias en los miedos colectivos. En un lógica que excluye, lisa y llanamente, las intensiones electorales de los sujetos que creen encontrar representación en otras fuerzas políticas, que no son la dos mayoritarias, al día de hoy.
Es cierto que me asalta el miedo cuando pienso en la velocidad con que la derecha y sus diferentes sellos (PRO, PJ disidente, Coalición Cívica y siguen las firmas) han logrado recomponerse políticamente.
Es verdad que el PRO y Coalición Cívica no son lo mismo, pero detrás del PRO, en especial de su candidata Gabriela Michetti, como detrás de la referente más importante de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, no solo se juega la capacidad de tracción electoral de dos de las coaliciones políticas de este proceso electoral, sino también - y esto es lo que me parece más grave - la recomposición del poder eclesiástico. Un poder al que solo le falta recomponer la capacidad de representación simbólica frente a la sociedad, ya que su capacidad material no fue alterada seriamente en lo que llevamos de democracia. Para que ésta tarea de recomposición simbólica sea completa, necesita de la legitimación de la esfera política. Y ahí están Michetti y Carrió para tender sus manos a esa tarea.
Pero volvamos a la útil o inútil de nuestros votos.
Hace unos días me llegó una carta que leyera, oportunamente, Orlando Barone en Radio del Plata. Traigo a colación esta carta, porque otra de las problemáticas que discutimos con amigos es una formulación discursiva de nosotros, “los bien pensantes”, que dice más o menos así: “no hay que subestimar a la gente”. ¿Es una expresión de deseos? ¿Deseamos que, quienes compartimos expectativas podamos hacer el ejercicio de recordar y rememorar las tragedias políticas por las que hemos atravesado como sociedad para no volver a cometer viejos errores? Ojala sea eso.
Sin embargo quizás tenga razón la lógica que emplea Barone en su carta. Para Barone no hay otro voto posible que el voto al Kirchnerismo. Todo otro voto es de derecha, es conservador.
Barone nos subestima a todos, y quizás tenga razón en hacerlo. Quizás el conozca más profundamente que todos nosotros las buenas intenciones del Kirchnerismo y las posibles claudicaciones de Pino Solanas en jornadas venideras.
Pero quizás haya que ser más radical en esto. Si uno no deseara subestimar a la gente, debería concluir que quienes votaron a Menem por tercera vez son unos mal paridos. No subestimar implica reconocer, siempre, la responsabilidad que le cabe al sujeto que elige. Es decir implica asumir que lo elegido ha sido a conciencia.
Ahora bien sabemos que esto no es tan así, ni tan directo. Todos sabemos que los derechos civiles y políticos requieren de cierta educación y ejercicio de soberanía para poder ejercerlos de manera auténtica, y en este país seguimos lidiando contra índices de pobrezas gigantescos, de analfabetismo y demás problemas que redundan en la imposibilidad de enfrentar el ejercicio democrático con los niveles de conciencias y responsabilidades que nuestra democracia necesita.
Entonces, pregunto, sin saber la respuesta. ¿No sería mejor unas elecciones no obligatorias, donde quienes voten decidan asumir su compromiso cívico con la seriedad pertinente? Obviamente que implica toda una reforma de nuestra ley electoral y por consiguiente de financiamiento político de los partidos y de la calidad educativa de la ciudadanía.
Es posible objetar esta posibilidad, argumentando que las estructuras partidarias más grandes tendrán más capacidad de cooptación en el contexto de elecciones no obligatorias. De todos modos es algo que solo pienso en voz alta sin verdades reveladoras, pero quizás sea preciso dejar de subestimarnos y subestimar a aquellos que piensan que el voto elegido es representativo de sus expectativas.
Ahora me toca aclarar que no defiendo a Pino Solana ni a su agrupación, solo protesto contra una lógica que siempre necesita establecer urgencias para evitarnos la tarea de reparar las heridas más serias y terminamos poniendo el carro delante del caballo. Es así como antes de discutir que pasó con los responsables políticos de la masacre del puente Pueyrredon, es mas urgente votar la lista que incluye a los responsables de dicha masacre. Porque siempre una masacre puede ser peor que la anterior y enfrente están otros sujetos más horrendos.
¿Tengo que votar a representantes sindicales que votaron las leyes de flexibilización laboral? Aclaro que mi sueldo como empleado público después de 10 años de trabajo asciende a la estrepitosa suma de mil seiscientos pesos. Como diría un amigo mío: “Es un poco raro, ¿no?”
Quienes me conocen se preguntaran porque no hay un solo párrafo destinado a los partidos de izquierda. Sencillamente, no se lo merecen. Solo una pregunta: Si la alianza del PJ kirchnerista, es con el Partido Comunista, ¿por qué este último no se ha hecho cargo de tal alianza y no ha salido en su militancia a defenderla? Cabe aclarar que es una alianza que me parece correcta, algo atemporal, pero correcta, si es que hay vocación de construir algo durable políticamente. Lamentablemente no hacerse cargo de tal alianza, implica asumir la carencia de expectativas de sus propios integrantes sobre dicho proyecto.
Por último.
¿Voto útil o inútil? La vedad que no me queda claro nada. Solo sé que hay políticas, que hay que defender en un futuro y que fueron promovidas por los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, pero también sé que hay que asumir la responsabilidad que nos cabe a todos en el crecimiento de esta derecha.
Espero que los intelectuales que han venido debatiendo hasta ahora, puedan dar un paso superador en su rol y trascender los muros de la Biblioteca Nacional, para que dejemos de subestimarnos unos a otros y podamos construir una democracia cada vez más adulta.


S.Ch.

3 comentarios:

  1. Hola Sebas! Qué bueno encontrarte por acá! A mí siempre me pareció que la noción de "voto útil" encierra una trampa bastante ingeniosa y un tanto miserable, y es la idea de una correlativa categoría de "voto inútil". Lo grave es que se trata de categorías que atraviesan todo el espectro político: desde la derecha más rancia ("si querés cagar al gobierno somos tu mejor opción") hasta la izquierda testimonial ("pegue con la izquierda") la idea subyacente es que uno no vota representantes, sino que juega al TEG. Lo cual está muy bien para las fuerzas políticas, si es que todavía aspiran a una cierta épica caricaturesca, pero bastante degradante para los electores, que ya ni siquiera distinguen una elección de otra. Apenas si se viven como reediciones de un superclásico en blanco y negro, encima de todo con decodificador incorporado. Es una lástima, porque creo que ya ni siquiera hay lugar para un verdadero análisis: la categoría de lo útil atraviesa todo. Es el bilardismo llevado a su máxima expresión. Hoy la escuché a CFK hablando ante unos periodistas a los que se le caía la baba como buitres oliendo sangre. El sobreimpreso de TN decía que "Cristina minimiza la derrota", como si eso fuera lo único que se podía sacar en limpio de un discurso políticamente impecable. Yo no la voté a Cristina, y sin embargo, retrospectivamente, creo que es, por lejos, y con unas cuantas críticas que se le pueden y deben hacer, el cuadro más destacado de la política nacional en muchos, muchos años. Ofreció un discurso altísimo, sin rebajarse a las chicanas baratas de la prensa, y lo único que rescatan las crónicas es cuánto delineador tenía puesto. Son todos una caterva de reverendísimos hijos de puta, y contra eso no hay voto útil que valga. Lo de siempre: hay que seguir pensando estas cosas en voz alta, hablándolas, discutiéndolas, y bajo ningún concepto bajar las banderas, cualesquiera ellas sean. Por eso creo que el voto debe seguir siendo obligatorio. Desentenderse es dejar la política librada a la mano invisible, cada vez más visible por todo el barro y la sangre que sigue acumulando. Perdón por la catarsis, pero son días turbulentos.

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  2. Hola Gus, muchas gracias por entrar y escribir tu catarsis. Creo que de eso se trata este lugar, con lo cual no tenés que disculparte.
    Escrito y publicado lo que leíste, nunca tengo la certeza de estar en lo correcto. Espero esto no me excuse de mis posibles errores, pero en estas épocas turbulentas, solo espero encontrar la forma más honesta de aprender con ustedes y los otros, de que se trata todo esto. En definitiva mis días transitan, aún, más apacibles que los de muchos otros, y no dejo de sentirme responsable.
    Nos vemos pronto y la seguimos tomándonos algo.
    Besos

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  3. Será por la recomposición del poder eclesiástico que el domingo a la noche me sentí culpable de no haber votado a Néstor??

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