lunes, 7 de septiembre de 2009

El Ojo y la Mano

“El amor se origina de la experiencia separada y, a la vez, conjunta de la vista y el tacto. Los ojos contemplan, como espejos fieles, el objeto que miran. Así, mirarse es un reconocer para entenderse o engañar. Esta porfía de la mirada es penetrar, adentrarse en el alma del otro y, también, una búsqueda. Los ojos recorren el objeto o sujeto que tienen ante sí, lo inspeccionan, lo dividen, abandonándolo a sí mismo y, por consiguiente, respetan su originalidad. Por el contrario, las manos apresan, hacen suyo el objeto… El tocar es el principio del conocimiento. El contacto primitivo de los que empiezan a amarse es el toque superficial que, repetido, se convierte en una palpación mutua. En el frenesí cognoscitivo propio y revelador del tacto. Las manos son posesivas, y los ojos, ofrenda… viendo y tocando empezamos a crear en nosotros situaciones y actitudes amatorias.
Frente a la mano que aprieta, los ojos nos descubren lo que es en toda su amplitud.

De la práctica o ejercicio de estas conductas se origina el amor, que nace de de las experiencia cotidiana de una entrega de sí mismo y una posesión del otro.

Para ello, necesitamos situar a la persona que amamos en su generalidad objetiva. Pero no podemos limitarnos a su contemplación visual, necesitamos querer, poseer el objeto amoroso, para saber cual es utilidad a los fines vitales. Así, el amor tiene su génesis en la práctica más simple de la vida cotidiana. Es el arte de saber ver y de lograr poseer, lo cual requiere una sabiduría que se obtiene a través de un profundo aprendizaje con los ojos y las manos...

Los ojos y las manos crean así el mundo subjetivo y propio del amor. La resistencia del objeto amoroso suscita el odio, al no poder poseerlo, pero su entrega despierta el amor. Sin embargo, en las entrañas de cada ser siempre están prefiguradas la actitud generosa, entregada, que se expresa en los ojos que se dan y la egoísta, posesiva, de las manos que aferran codiciosas, pero que descubren el secreto de las cosas y de los seres”.


Carlos Gurméndez, "El Ojo y la Mano", en Estudios sobre el amor, Ed. Anthropos, Santa Fé de Bogotá, Colombia, 1994, pg. 15-17.